Paso del saber al
comprender, al sentir y viceversa, del sentir al comprender, al saber.
El elemento popular "siente", pero no siempre comprende o sabe. El
elemento intelectual "sabe" pero no comprende o, particularmente,
"siente". Los dos extremos son, por lo tanto, la pedantería y el
filisteísmo por una parte, y la pasión ciega y el sectarismo por la
otra. No se trata de que el pedante no pueda ser apasionado; al
contrario, la pedantería apasionada es tan ridícula y peligrosa como el
sectarismo y la demagogia más desenfrenados. El error del intelectual
consiste en creer que se pueda saber sin comprender y, especialmente,
sin sentir ni ser apasionado (no sólo del saber en sí, sino del objeto
del saber), es decir, que el intelectual pueda ser tal (y no un puro
pedante) si se halla separado del pueblo-nación, es decir, sin sentir
las pasiones elementales del pueblo...
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