Creo que le temen
al cambio. Temen que sea posible otra realidad distinta a la que se les
ha dado. No se atreven a soñar otro sueño que no sea el que les nace
porque sí en las noches. Viven esclavos de la rutina que se imponen los
unos a los otros porque jamás se atrevieron a la libertad. Y van a morir
sin haber sentido la carencia y, lo que es mucho más triste, sin
haberla vivido.
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