¿Cuántas veces he sido un dictador?
¿Cuántas veces un inquisidor, un censor, un carcelero? ¿Cuántas veces he
prohibido, a quienes más quería, la libertad y la palabra? ¿De cuántas
personas me he sentido dueño? ¿A cuántas he condenado por cometer el
delito de no ser yo? ¿No es la propriedad privada de las personas más
repugnante que la propiedad privada de las cosas?¿A cuánta gente usé, yo
que me creía tan al margen de la sociedad de consumo? ¿No he deseado o
celebrado, secretamente, la derrota de otros, yo que en voz alta me
cagaba en el valor del éxito? ¿Quién no reproduce dentro de sí al mundo
que lo genera? ¿Quién está a salvo de confundir a su hermano con un
rival y a la mujer que ama con la propia sombra?
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